jueves, 26 de mayo de 2011

Es la belleza del error lo que nos mantiene vivos

No, por favor, no lo hagas. No dejes de tocar ese piano, es lo más parecido a tocar el octavo cielo. Si lo hicieses todo dejaría de tener sentido, dejaría de valer la pena.

El mayor obstáculo del ser humano es no encontrarse a sí mismo, andar perdido en un callejón sin luz ni salidas. Con fortuna encontré mis musas en aquellos vulgares sitios ausentes de sonrisas, sin estados mentales que transmitiesen ni siquiera, una sonrisa.

La musa era una fémina de pelirrojos cabellos y dulces labios, parecidos al sabor del placer. Ojos cuya luz es la envidia de cualquiera de las nueve lunas. Su nariz, perfectamente dibujada sobre el rostro, era aire lo que respiraba pero lo que expiraba no eran mas que ganas de darme vida. Sus orejas solo permitían cantos melódicos. Y su voz era una jamás oída que transmitía la tranquilidad de la mar serena y la firmeza del silencio. No necesitaba más para ser perfecta, y yo no necesitaba más para sentir la alegría y belleza hasta en el rincón mas vacío de mi corazón.

No quiero que eso se acabe, así que por favor no lo haga... no dejo de tocar ese piano, señora noche. Nunca lo hagas, nunca dejes de sonreír.

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