Que sangren las ideas con hostilidad,
que de las heridas salgan versos. A navajazo limpio en la oscuridad y que
griten los demonios hasta arrancarse la piel, hasta dejar que las voces se
mueran en susurros de violencia, de
rabia, de nostalgia… Correr a ciegas hasta perderme, de encontrarme
inconsciente y olvidar que en algún momento me perdí para seguir buscando. Volar
con los pies en el suelo, el odio al descubierto, el corazón bajo la almohada,
la sonrisa astillada y el reloj de arena en el fondo del mar. Romeo no para de
morir de sobredosis y resucita por desamor a lo liviano; y Julieta, ¿alguien
sabe algo de ella? La última vez que la vieron lloraba en el bar más triste del
norte de la ciudad. Al pianista de esta pieza absurda le disparan desde lejos
con indiferencia y, para colmo, se muere de hambre. La mejor poesía nunca se
escribió, el papel en blanco ganó la batalla. El silencio esclavizó las
palabras, y gracias. Los sentimientos están anestesiados de tanto, ¿cómo lo
llaman? Ah, sí. Anestesiados de tanto sufrir. Vuelven los demonios, esos que
nunca se fueron.
miércoles, 26 de junio de 2013
jueves, 20 de junio de 2013
Poesía
La poesía está escrita para los ciegos,
para los pobres que lloran sangre
de tanto arrastrarse por los suelos,
para las personas tristes de cara sucia,
que buscan desesperados en la basura
algo de amor que llevarse al alma,
antes de que se eche a perder.
La poesía se escribe con lágrimas,
las de aquel que, con llagas en los
pies,
regala sus zapatos de cartón al que
cojea,
al que hace de la cadena de su
esclavitud
la arma de su pelea contra lo de
siempre,
a los que escriben su historia con el
dedo
en las ventanas mojadas del relente.
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