Es
tarde, o según se mire, es pronto. Pero siempre, que es justo desde este
segundo hasta que muera, es buen momento para iniciar una revolución: hablo de
guerras, de flores, de mentiras que matan más que balas y puñales con la punta
ya ensangrentada. Una revolución de puertas para adentro en la que caigan los
enemigos con todo el miedo que un día me hizo temblar; y que a la misma par los
compañeros lloren de alegría porque ya queda menos. Hablo de una guerra a gran
escala, mundial diría yo. Más concretamente la llamaré "Guerra de mi mundo
interior". Ahí dentro hay muchas cosas que deben morir y otras tantas que
necesitan crecer y expandirse, porque otra cosa no pero espacio hay de sobra.
Va, va, felicidad coja que corres entre pensamientos encadenados es hora de
volar, que si no te salen alas pues es hora de empezarlas a dibujar.
Por
las noches los fantasmas desquiciados del corazón empiezan a disparar sin ton
ni son, a oscuras y entre una gran multitud de pequeñas cositas que pueden
llegar a doler demasiado. Y no, no es plan de que el barco se hunda por unas
pocas piedras; ni que nos ahoguemos por un poco de lluvia. Ahora y justo ahora,
soy yo el que dispara y el que decide cuando se hará de noche. Ahora mando yo,
que para eso este es mi mundo y mi guerra.
Es
tarde, o según se mire, es pronto. Pero siempre, que es justo desde este
segundo hasta que muera, es buen momento para iniciar una revolución: la
llamaré "Guerra de mi mundo interior".