domingo, 12 de julio de 2015

La nutritiva soledad








Tú, de sonrisa tan utópica;
yo, de imposibles con poco que perder.
Tú, que de cenicienta tienes poco
y bailas solitaria a pelo suelto
con la música en la cabeza.
La preocupación huye de ti,
no tiene cabida en tu cuerpo
esculpido sin censura.
Tú y tu risa de niña pequeña,
llena de inocencia,
restándole importancia
a tu ya de por sí descomunal
trocito de corazón en llamas.
Tú, que no caminas ni lo pretendes,
tú te dibujas dos alas con acuarelas
y vuelas hasta que las nubes
cosquilleen tus pies.
Tú, que en la mirada tienes C-4
y en el pecho una fuente
inagotable de ganas de vivir,
elévame, sólo un rato,
sobre tu cama.
Tú qué haces de los puntos suspensivos
horquillas para sujetarte los sueños,
y trazas tu camino a brochazos
de incandescente optimismo.
Hazme inmortal mientras viva
y quítame de la espalda la carga
de la nutritiva soledad
y su puta madre.