sábado, 30 de diciembre de 2023

Este amor

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A ver quién bautiza este duelo...
Llega el amor a contracorriente
y aterriza contra el suelo.

Yo cada vez entiendo menos.

Las semillas se empiezan a quejar
diciendo que la tierra
se le queda pequeña.

Me escondo en un agujero.

A este otoño se la suda la primavera:
prefiere estar cayéndose a trozos
a estar hecha de coloridas dudas.

Saluda la última despedida,
viene canturreando,
contenta de perdernos de vista.

La ética ahora pupa en otro lugar,
lejos, muy lejos,
de la sociedad.

¿Quién la puede juzgar?

El mundo ya no quiere cambiar,
el cambio lo desquicia,
por él, el cielo se puede caer.

La palabra es una prostituta
harta de ser penetrada
sin que la hagan sentir nada.

Que no, que no, que no,
hoy has perdido
y no hay doble sentido.

Que sí, que sí, que sí,
hoy eres un pobre
lleno de vacíos.

Mañana será mejor,
hoy mi paciencia se declara antisocial
hasta que llegue un buen amor.

Yo me quedo esperando...

Tristes,
como si entendieran algo,
deambulan los sabios en sus jaulas.

Contentos,
sin entender nada,
vuelven los borrachos a divagar.

Menudo desastre esta cabecita,
que se agrieta, se ahoga y grita
que está harta de sentir lejos su propia piel.

¡Coño, otra vez se me olvida respirar!

El reloj amarra las horas:
está hasta los cojones
de no poder vivir quieto ni un ratito.

Creo que he perdido el juicio:
en el corazón suena un tic tac
y me despierta el estruendo de mis latidos.

¿Por qué huele el café a napalm?

Me despido,
me espera la soledad
para hacerme un niño.

A ver si así
entiendo este parto
que he escrito.

domingo, 13 de agosto de 2023

La mentira de los héroes

En esta sociedad de coaching emocionales, pan y vino, y consejo disfrazado de experiencia propia, hemos decidido adueñarnos del concepto de ‘héroe’ y ascenderlo a poco menos que a la figura de un dios con forma humana. ¿Por qué digo esto? Porque lo hemos asociado a todo aquello que gire en torno al éxito, a la victoria o al intento.

Eres un héroe si luchas, si lo logras, si te levantas tras cada fracaso y lo vuelves a intentar. Eres un héroe si persistes y aguantas, estoico, a todas las adversidades que te vas encontrando en el camino. Eres un héroe si te acercas lo más mínimo a la palabra ‘resiliencia’, que no es otra cosa que el “echarle huevos” de toda la vida, pero adecentado con un aroma poético que parece insuflarle más valor al mismo acto.

Sí, eres un héroe si haces todo eso. Y no seré yo el que lo niegue; al contrario, me sumo a esa manera de pensar.

Pero luego está la otra cara de la moneda, esa que tiene el mismo valor sólo que no es tan bonita. Hablo de otro tipo de héroes, unos que viven agarrados a una especie de fracaso y frustración. Hablo de los héroes que ya no pueden más.

Hablo de aquel que no lo intenta porque ya no tiene fuerzas y que no lo volverá a intentar. ¿Él sí es un fracaso? ¿Por qué no es un héroe que dio todo cuanto tenía? Porque esa cara B del concepto ‘héroe’ no tiene tanta estética. Te daré un ejemplo: coge un vaso y conviértelo en una cabra. Menuda estupidez, ¿verdad? Pues esa misma obviedad es la que experimentan este tipo de héroes. Los que pierden la batalla, pero lucharon hasta que no pudieron más. Los que aceptan que necesitan parar. Los que prefieren sentarse a cuidar su salud mental en lugar de intentarlo una y otra vez contra un muro. Los que no lo intentan porque saben que es una tarea imposible. Los que conocen sus límites y no van más allá porque saben que tras ellos hay un sufrimiento innecesario y sin frutos que no sean el hambre de martirizarse a uno mismo por no lograrlo.

Héroes también son aquellos que no pueden más con la vida, porque como dice una frase (no encuentro el autor):

A veces, el simple hecho de continuar es algo inhumano.

‘Intentarlo’ se ha convertido en un verbo prostituido y cuyo sujeto (el intento) nos viola la mente como si fuéramos una puta sin derechos propia del Siglo XV. El éxito es ese inquisidor que nos quemará en público si no aceptamos sus dogmas y nos arrodillamos ante su sombra.

Está bien no intentarlo. A veces está bien no poder. Con nada. Está bien querer que el mundo arda tanto como tú de frustración. Aceptar el fracaso también requiere del valor de un héroe. Porque las inquisiciones emocionales que nos imponemos son tan tiranas como las del pasado, aquellas que quemaban al diferente.

Ya habrá tiempo de levantarnos, pero por lo pronto, aprendamos a respirar y llorar cuando abrazamos el áspero tacto del fracaso, porque puede que ese héroe que somos sólo necesite un descanso.

Porque luchar contra los dragones de la vida forja héroes de mil maneras diferentes.

jueves, 20 de julio de 2023

SALVA NUESTRA SONRISA (FSHD)

 

¿QUÉ ESTO DE LA FSHD?

Sé que en todo lo que voy a contar me voy a andar mucho por las ramas, pero es necesario para mí. Así que antes de comenzar te anticipo que lo que voy a decirte es una muy buena noticia.

Nací con una enfermedad. Nunca me ha gustado hablar de ello, ni siquiera con mi círculo cercano. La razón es porque me siento muy vulnerable haciéndolo. Y ahora mismo, según escribo esto, me tiemblan los dedos sobre el teclado. Y es que abrirme de forma “pública” me duele muchísimo. Ojalá no tuviera que hacerlo y, de hecho, no tengo ninguna obligación. Pero sí me siento en el deber moral de “sacrificarme” por un bien común. Y sé que publicar esto me llevará muchas noches en vela y algunas llantinas. Y bien valdrán la pena si con ello ayudamos todo lo posible.

Mi enfermedad se llama FSHD y la padecemos alrededor de un millón de personas en todo el mundo. Ese dato es sólo de las personas clínicamente diagnosticadas, por desgracia habrá más. Quienes me conocéis de pequeño sabéis lo cruel y tirana que es esta enfermedad que, para mayor dolor, es degenerativa. Se trata de un tipo de distrofia muscular que, a día de hoy, no tiene tratamiento; una enfermedad de las llamadas raras porque la padecemos “pocas” personas en el mundo. Pasé de correr como cualquier niño a verme en una silla de ruedas. Todo eso en un lapso de tiempo de muchos años. Con todas las consecuencias mentales que todo esto ha acarreado, acarrea y acarreará (cómo mola ese verbo). Y no sólo a mí, también a mis familiares y mis amigos. Que parece que una enfermedad únicamente afecta a una persona y no, también daña a quienes les rodean. Y puede que tú, que estás leyendo, seas uno de ellos.

Este es mi caso, pero el de cada persona es único. Todos distintos, todos iguales.

Este escrito es para todos aquellos que me amáis con el corazón y para quienes nos quieran ayudar a mejorar nuestra vida. Y es que desde hace muchos años se está trabajando para encontrar un tratamiento para la FSHD. ¿Qué? Pues que estamos más cerca que nunca de encontrar una cura para esta p*ta enfermedad. Nunca habíamos llegado hasta este punto y lo que durante nuestras vidas ha sido una ilusión y una esperanza dañina, cada vez es más una realidad. Aún lejana, pero posible. Una que por más que pasan los días desde que lo sé, más me cuesta de creer. Lo que está claro es que lo estamos consiguiendo.

Desde todas las partes del mundo, hay asociaciones sobre nuestra enfermedad. Como la española: FSHD SPAIN. Es la de nuestro país, una de las decenas que llevamos años trabajando para lograr nuestro objetivo de hallar una cura. Te dejo algunas de las más conocidas al final del texto.

Nos queda aún mucho, muchísimo, para poder obtener los resultados que deseamos ese millón de personas, y nuestras familias y amigos. Nos queda mucho por investigar, por trabajar, por unir fuerzas y abrir caminos que hace años eran una utopía. Seguimos lejos, pero cada vez más cerca. Ese millón de personas que convivimos con la FSHD y, a la vez, creamos un ejército en pos de poder eliminar esas cuatro letras de la faz de la tierra.

 

¿CÓMO PUEDES AYUDARNOS TÚ?

Difusión. Simple, ¿no? Ahora es cuando necesitamos ayuda de la sociedad. Necesitamos visibilidad y que el mundo sepa que hay una cosa llamada FSHD que le está jodiendo la vida a mucha gente y que vamos a darle una patada en sus órganos reproductivos hasta que le bailen las letras.

Ayúdanos a que nuestra voz sea escuchada. Únete a nuestra lucha porque necesitamos ser un puñetero ejército que vaya a la batalla. Porque cuanto más conocida sea la enfermedad, mayor será la presión y más rápido serán todos los procesos que quedan para que tantas personas dejemos de sufrir.

 

¿Cómo dar visibilidad a la causa?

Para ello, esto es lo que puedes hacer:

·       Comparte todo lo que puedas sobre todas estas asociaciones por redes sociales.

·       Háblale de la FSHD a tus cercanos o en centros médicos.

·       Etiqueta y menciona las asociaciones todo lo que puedas en las redes sociales.

·       Hazte fotos con el lema o el logotipo de nuestra asociación.

·       En España, nuestro lema es ‘Salva nuestra sonrisa’. ¿Por qué? Uno de los síntomas es la imposibilidad de sonreír. Así que nuestra campaña es subir a las redes una fotografía con el gajo de una naranja simulando una sonrisa. Hazte esa foto, súbelas a tus redes y etiquétanos. Y así de camino quemas karma, que vaya añito llevas, criatura.

·       Si conoces a alguien que tenga mucha influencia en redes, háblale del tema.

·       Si conoces a periodistas o medios de comunicación que puedan dar mayor voz al mensaje, hazle llegar este texto.

 

¿Cómo colaborar económicamente?

Entra en la web FSHD SPAIN:

·  Hazte socio

·  Haz una donación por PayPal o Bizum

·  Ayuda con Teaming: una donación de un euro al mes.

·  Compra el libro de la asociación ‘Soñar nos hace fuertes’, la camiseta o cualquiera otra cosa de nuestro merchandising.

·  Regala o, simplemente, comparte.


¿Cómo puedes ayudar a través de mí?

Como ya has visto, en todos mis perfiles tengo puesta una fotografía relacionada con la FSHD. Así que, a título personal, voy a llevar las pinturas naranjas de guerra puestas en todas mis redes sociales y en mis novelas. Todo para llevar este mensaje a cuanta más gente mejor, y que la FSHD sepa que se le está acabando el tiempo. Es la mejor forma que puedo ofrecer para difundir.

Por eso te estaré eternamente agradecido si:

  • Compartes esta publicación de todas las formas que se te ocurran y a cuantas más personas mejor.
  • Apoyas mi trabajo de todas las formas que puedas: compartiendo y comentando lo que subo a redes, hablándoles a otros sobre mi obra, etc…
  • Compra mis libros: los ejemplares que aún me quedan siguen a la venta, y el 50% de todo lo que recaude a nivel económico será donado a la causa.

Llevo años trabajando en silencio, escribiendo novelas para ayudar de la mejor manera que sé (y ayudarme a mí, ya que es mi mejor terapia). Llevo muchas, muchísimas, horas acumuladas delante de historias a las que poco a poco les estoy dando vida. Llegado el momento en el que mis novelas sean terminadas y sufran su periodo de transformación, buscaré la mejor forma para usarlas y seguir ayudando a la causa tanto económicamente como en difusión.

A principios de año mandé un nuevo libro que he escrito a distintos sellos de las grandes editoriales españolas (Planeta y Penguin Random House) para poder llevar el mensaje a cuanta más gente mejor. Si estas editoriales rechazan el manuscrito, lo autopublicaré. Por supuesto, una gran parte del dinero irá destinado a la causa.

 

¡GRACIAS POR TU AYUDA!

Joder, lo que me está costando todo esto. Espero que sepas que esto es algo muy serio e importante para mí y otras muchas personas en el mundo. Si te pido esto no es por capricho, sino por necesidad. Bien sabéis los que me conocéis que poco busco el ser conocido y mucho menos abrirme emocionalmente de esta forma, pero si con esto consigo poner mi granito de arena en la lucha, pues bienvenido sea el precio a pagar.

Gracias, de todo corazón, por tu ayuda. Por poca que sea, por insignificante que te parezca, para nosotros es un pasito hacia delante.

- FSHD SPAIN

- FSHD SOCIETY

- FSHD EUROPE

- ASEMGRA

- ASEMSE

- ASEM

- FSHD ALLIANCE




martes, 25 de abril de 2023

La memoria del subconsciente

Hay muchos tipos de memoria: a corto plazo, a largo plazo, episódica, semántica, testicular (recuerdas lo que te sale de los huevos), retrógrada…

Pero hay una que está presente mucho antes que todas esas y de la cual ni siquiera percibimos que está ahí: la memoria del subconsciente.

Te lo voy a contar con tres pequeñas historias reales.

Eustaquio

Eustaquio le tiene miedo a bañarse en la playa, piscinas, ríos, lagos… Le tiene auténtico pavor. Y cada vez que se pregunta el porqué no sabe la respuesta. No tiene ningún trauma propio ni ajeno con bañarse. Por más que lo piensa, no sabe cuál es la razón, pero es sólo pensar en acercarse al agua y le entra una fuerte ansiedad. Y así pasan los años. Eustaquio tiene pavor a bañarse y no encuentra la respuesta.

Hasta que un día todo se resuelve cuando le dicen:

Cuando eras un bebé estuviste a punto de morir ahogado en una piscina.

¡Un bebé! La criatura de Eustaquio tenía meses cuando eso ocurrió y, obviamente, él no lo recuerda. Pero sí su subconsciente. 

 

Loli y Paqui

Loli y Paqui eran muy amigas desde pequeñas hasta que algo ocurrió y dejaron de hablarse durante más de 30 años. Cuando les pregunta por qué no se hablan, ellas contestan:

—No recuerdo por qué nos enfadamos, pero sí recuerdo que no quiero saber nada de ella.

Ninguna recuerda el motivo de su enfado, pero su subconsciente sí recuerda la rabia que sintieron cuando ocurrió.

 

Pepe

Pepe tiene un trauma por algo que ocurrió hace muchos años. Hay una palabra que le da nombre a aquel trauma, pero él no la recuerda.

—¿Cuál es la palabra?

—No lo sé, pero si me dices 100 palabras te diré cuál es —responde Pepe.

—¿Al decirla la recordarás?

—No, al escucharla me dará un escalofrío.

Pepe no recuerda esa palabra, pero su subconsciente sí. Y cada vez que la escucha,
el subconsciente le envía una alarma en forma de escalofrío.