martes, 27 de mayo de 2014

La directora de orquesta (con foto)


Foto: Mónica Poncelas (@Slayertxu)



Ella era la directora de esta orquesta. Ha puesto el escenario y ha afilado los instrumentos. Ha bailado con las batutas sobre sus manos y ha hecho volar las notas sobre el aire. Ha dirigido la orquesta con maestría y ha cambiado a su antojo las partituras: en clave de sol, en clave de fa, en clave de do, en clave de ella y en clave de yo.

Aunque en el último momento los instrumentos estaban empezando a desafinar. Las notas de las partituras empezaban a marearse y a sangrar con cada palabra.

Y trato de ayudar, de entenderla. Trato de que llore sobre mi hombro y que me golpee el pecho si lo necesita. Y no puedo. Y pienso en todo lo que me rodea. Y pienso en cómo piensa ella para quererla desde dentro. Y me doy asco por no conseguirlo.

Y el concierto acaba mal. La directora de orquesta me ha tirado las batutas a la cara con hostilidad y no las he esquivado. Ha subido el volumen y me ha dejado sordo. Me ha echado del teatro de su vida y ahora quiere tocar sola. Quiere ensayar sola. Sin mí.

jueves, 22 de mayo de 2014

Paz






Paz es que me acaricie el pelo
mientras ahí fuera todo es tormenta,
le duele mi dolor a través de sus manos,
me da esa tranquilidad que anhelaba
y sana mis heridas con sonrisas,
sin palabras.

Paz son sus emocionantes silencios
entre tanto grito desesperado,
capaces de encabronar
a cualquiera loco,
capaces de detener
cualquier disparo.

Paz son tres gotas de agua
después de mil noches sediento,
un abrazo lleno de vida
que da luz a la prisión
dónde libro las batallas
del pasado.

Paz es su libertad besando mi condena
que se aferra a unas alas mojadas,
un alma sangrante que destila miedo
las noches tristes
en las que ella
ya no me acaricia el pelo.

viernes, 9 de mayo de 2014

Soy libre





Soy libre de elegir
con qué cadena atarme,
soy libre de elegir
cómo matarme
y enamorarme de errores
que siempre llegan tarde.

Hoy soy libre de elegir con qué mentira
destrozar cada una de mis verdades,
de afilar la navaja con la que escribir
poemas en las paredes de una cárcel
con paisajes de pájaros en libertinaje.
Soy libre de elegir con quién equivocarme
para armarme del valor que late ausente,
y convertir las lágrimas frías de mi rostro
en borbotones de sangre caliente.
Hoy soy libre de hacer ese ‘para siempre’
en un segundo inútil para esos viejos amantes
que follan sobre las olas desnudándose.
Soy libre de elegir con qué bala dispararle a la luna,
que las horas menguan sin su sonrisa
cuando posa menguante con desidia.

Soy libre de elegir con qué pesadillas
martirizar mis noches,
qué abrazos echar de menos
entre cada delirio.
Soy libre de elegir en qué vaso
medio lleno ahogarme,
y naufragar sobre los mares
que ayer eran charcos insignificantes.

Soy libre de elegir sobre qué ‘nunca’,
de todos mis preferidos,
va a correr la sangre.
Soy libre de elegir a qué dudas
bailarle las aguas
por enésima vez.
Soy libre, pero por favor,
dejadme serlo un poco más,
sólo un ratito.

jueves, 1 de mayo de 2014

Su voz, su sonrisa



 
Su voz es paz entre tanto disparo
para éste vulgar condenado,
es calma para esta alma quebrada
por el frío de las viejas heridas,
su voz es vida para cada silencio
que se arrastra entre cada caída,
es aire puro que corre entre los dedos
saciando las ganas de unos pulmones
negros de tanto oxígeno podrido.

Su voz es vida,
con todas las letras.

Sus lágrimas son la tristeza hecha versos
para aquellos que no entienden sus palabras,
su sonrisa es la prosa más hermosa en homenaje
a la felicidad de quién la rodea,
incluso cuando llueve en pleno secarral.
Su voz es agua para el sediento
y melodía para los días hostiles,
su voz es vida.
Su voz es su propia tormenta,
es sangre para los mentirosos
y hasta sus enemigos huyen
ante tanta violencia.
Su voz es sentimiento,
ese que nunca nadie consiguió
dejar por escrito,
su ironía es hambre
para el hombre que se cobija
en la sombra de su miseria,
esa sombra tan alargada
que hasta el sol se desespera,

Es su voz,
sin más.

Y nunca grita, jamás,
nunca arrastra su sonrisa
por el suelo ni la saca a presumir,
para no ensuciar el arte que sale
de su garganta.
Su voz es vida, es aire,
es dolor para ese desgraciado
que se encabrona por nada
y no lucha por nadie,
pero ese no soy yo,
yo sólo soy un esclavo
de su danzar sobre los mares,
las montañas, mis noches…
sobre todo sobre mis noches.

Su voz es una puñalada para la ausencia
que vierte su dolor sobre mi pecho desgarrado
y arraigado a los caminos que se ocultan
entre las horas que vagan sinsentido.
Su sonrisa es poesía, la más pura,
es rima, ritmo y locura
a quemarropa contra la rutina,
su sonrisa es color a raudales
para esos segundos en blanco y negro
que a destajo hila los tejemanejes
de cada uno de mis sueños.
Su voz es el martillo
para romper tanta cadena,
es libertad para mis guerras,
tranquilidad para mis demonios,
es alivio para mis derrotas.
Su voz es la anarquía
entre tanto orden,
es desobediencia y rebelión
a la fragilidad de mis venganzas.

Su voz, su sonrisa.
Vida.