viernes, 13 de febrero de 2015

Silencios




Silencio.

Silencios que consumen la vida vía intravenosa,
que se convierten en cuervos espantando con graznidos
las mariposas de mi vientre.

Silencios que abrazan con dulzura
haciendo de la negrura un nuevo comienzo,
silencios que te asfixian con cariño
y retumban en los oídos,
callando la valentía con una violencia
emocional casi inhumana.

Silencios que hacen la banda sonora de una noche triste,
sangre que cae sobre las costillas
como una cascada,
silencios que hacen los coros de un llanto
y de una carcajada que no cabe en la partitura.

Silencios apuntándote con el dedo índice al corazón
y apretando con sorna el gatillo,
un frío en la nuca que te dejan sin aliento
y hacen de un “nunca” un “este es el momento”.

Silencio. Shh.

Tic, tac… Tic,
Tacto frío sobre el pecho cuando te roza,
evocando al olvido, y palabras que recuerdan
a un silencio torpe tras los ojos escondido.

Las navajas en las piernas son sus batutas
y las despedidas mudas su obertura a pecho descubierto,
o quizás entona levantando la voz el réquiem
de un sentimiento en auge que yace muerto.

Silencios armados de angustia, de inquietud,
tú contra la vida, y ésta rendida ante ti;
un secreto a silencios, y detrás de ellos…
los latidos de un corazón gigantesco.

Silencios que no te dejan escuchar nada,
los hay que te abrigan cuando estás asustado,
los que protegen con su vida
esa sonrisa sosegada,
y los hay que te dan la paz
que a menudo se te escapa
entre las manos.

Silencios anárquicos que empiezan
su revolución al grito de
"el orden es demasiado previsible".
Un silencio a escala tatuado en las sienes,
y un escalofrío haciendo escalada por la espalda,
un pentagrama vacío dónde a veces solo cabe la tristeza
y otras tantas las ganas de morder la vida hasta desgarrarla.

Silencios que son la resaca de no quererse,
de gargantas en carne viva
y no ser escuchados por nadie.
De bailes alegres bajo un chaparrón de dudas,
que ya se irán volando arrastradas
por la sombra de su derrota.

Shh.

Éste es mi silencio.
Callen. Déjennos a solas,
con la soledad de nuestro
tango.