lunes, 26 de marzo de 2012

Se verso y pluma

Se verso y pluma para este desharrapado que carga con el peso de sus dudas. Cruje la espalda de tantos soles mojados por el rocío, de tantos sueños picoteados por la desazón, de tanta respuesta efímera. Se aire y vida, para el capitán de este barco a la deriva. Déjame hacer de tus ojos hoy mi cuna que la luna más puta anda de mala ostia. ¡Ay va! Veo pasar otra oportunidad. El gallo que nos despertaba se ha quedado mudo y ahora es el testigo el que nos grita al oído fingiendo ser el verdugo. Alguien debería degollar al narrador por no haber contado un final mejor, por estancar a los personajes muertos dentro de un ataúd. Que yo me pierdo en el oleaje de un mal día, me veo a oscuras si vivo entre líneas, me abrigo con los quejíos que guardo en una esquina de mi alcoba. Tengo un corazón que bombea sangre negra, un reloj de arena mojada, un colchón astillado y una vida a remolque. Se camino para mí, aunque sea empedrado. Se almohada de una cama de clavos para este desharrapado de pies descalzos y alma ebria.

jueves, 8 de marzo de 2012

Luna

Morirá, ¿y qué más da?

si sólo es un gusano

en la ciudad.


Huirá, ¿y qué más da?

si ahora la mariposa

quiere volar.


Caerá, sus alas agujereadas

por todas las lágrimas

de tanto tropezar.


Andará, si son sus pies de barro

la mezcla de lluvia y tierra

de sangre y piedra.


La hormiga obrera se ha sublevado

ya está harta de reinos y reinas

sin poder ser princesa.


Luna, ¿dónde vas hoy tan ramera?

tú tan otoño,

yo tan primavera.


Luna, ¿dónde dejaste a tu amante?

preguntó el mudo a ciegas

con crisantemos en mano.


Luna, ¿qué pasó que ya no te aburres?

contestó con unos ojos sonrientes

mientras follaba sobre las nubes.


Me confiesa que cada hora se droga

que si no lo hace no es persona

en quién confiar.


Me dice que se esnifa las mentiras

que la gente olvida

en el bulevar.


Dice que echa de menos la barra de un bar

donde poder conversar

conmigo a oscuras.


Me cuenta que ya no quiere dormir, ya no,

dice que ya no quiere soñar, ya no,

que prefiere correr por lo llano.


Dice que disfruta distorsionando la realidad

que la mariposa vuelve a su capullo

y el gusano aprende a volar.


Dice que el tronco del roble es de papel mojado

que las hojas de sus ramas son de cemento

dice que la paz se ha suicidado.


Y de repente, en el anochecer se atragantan sus palabras

dice que de tanto decir se ha quedado en nada

que la deje sola.


Que ahora la soledad será su droga,

me abandona,

luna.


Morirá, lejos de cualquier lugar

sin montañas sin ríos,

sin abrazos.


Huirá, mientras llora sin más

sin más que hacer que llorar

sin control.


Caerá, sobre un campo de espinas

de algún prado olvidado

de algún poeta.


Andará, si sus pies aguantaran

el rastro de sus huellas

más que marchitadas.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Un corazón hostil

No te acerques, ni te atrevas. No hables ni te muevas. No des un paso más hacia mis pies, no confíes en el hombre que finjo ser. Puedes sonreírme, puedes odiarme y hasta te permito quererme pero siempre desde la distancia justa para que no pueda herirte. Sólo soy una máscara, un corazón hostil que maquilla sus palabras. Soy yo, sólo un hombre. Un ser triste y agresivo escondido tras la coraza de una sonrisa. Enjambres de mentiras que cubren mi piel me hacen ser el hombre que no puedes ver. Sol alegre, luna amarga. Noches de odio que de más se alargan.

Mírame bien, sólo un hombre que se esconde en una cueva donde nunca amanece. Donde las flores no crecen y el aire está envenenado. Sólo soy un corazón hostil y asustado que necesita abrazos. Sólo soy un hombre ignorado que desea ser escuchado. Pero siempre desde la distancia justa para que no pueda herirte.

domingo, 4 de marzo de 2012

Una ilusión descosida

Una columna vertebral hecha de alambre de espinos y unos huesos de puro barro seco sostienen mi vida. Que mis huellas van marcadas con gotitas de sangre que saben a miel. Un alma drogada de tanto dolor. Los hilos de mi ilusión cortados con la guadaña oxidada de la muerte. Ella tan vieja y tan viva. Y lameré mis heridas para oler el aroma de una victoria cosida con dedos magullados de intentar ser feliz. Pero me esquiva. Ella tan viento y yo tan piedra.

Sangre y rosas, las más hermosas del campo. Un corazón opaco que se asusta al ver movimiento, que se acongoja al escuchar pasos que se acercan. Rasgadas mis vestiduras por el cortar del viento. Lento avanza el reloj. Lento. Mis manos agrietadas de sujetar puñales que solo me hirieron a mí.

Pareciera, en efecto, que las partes se volvieron en un todo cada una. Traté de poner cada cosa en su sitio. Encajando cada miseria con otra miseria, golpeando con fuerzas y sabiendo que las esquinitas siempre son esas sonrisas fáciles de poner. Pareciera, en efecto, que estaba perdido en un lugar que siempre sentí como mi hogar. Traguito de la botella, caliente la garganta, se me enfriaba el corazón.