domingo, 28 de septiembre de 2014

Escucha


Escucha alejarse de mí esos demonios
disfrazados de sonrisa,
que tocan en mi puerta
regalando abrazos
que acaban siendo puñetazos
en plena barriga.

Escucha los quejíos de los gatos
por el crujir de los cristales
desde los tejados
donde la luna raja los trajes
de cada una de mis penas.

Escucha el tronar del reír de las hienas
que se regocijan de nuestras dudas
desde la más oscura
de sus callejuelas.

Escucha el retumbar silencioso
de esos hijos de puta que bailan
alrededor de nuestros lloros,
que se encabronan cuando las carcajadas
salen de nuestras cestas de mimbre.

Escucha el sonido agrietado al abrirme,
desde lo más hondo y negro de mis adentros
suenan los ecos del maldecir de este cerrajero
al intentar compartir este corazón maltrecho.

Escucha el roncar mañanero de los grillos
por no soportar las mentiras
que martillean los sueños
que esconden en sus bolsillos.

Escucha el tararear lento del viento
arrastrando canciones  hostiles,
posándose nerviosas en el reloj
que se desespera viendo como el lloviznar
de lenguas rastreras
intentan ahogar nuestra lumbre.

Escucha como se engañan esos ojos verdes,
que dicen que aún le sobran tardes
para dejar de mentir y encontrar
otras verdades.

martes, 2 de septiembre de 2014

Y quiéreme



Fóllame desde dentro,
mastúrbame el alma
y quiéreme.

Llévate a estos demonios
lejos de esta cabeza
donde rompen las olas.

Arráncame a bocados las dudas,
echa a patadas esas mariposas
de mi tripa.

Atrinchérate en mis pulsaciones,
limpia las paredes de este corazón
que a mí me faltan cojones.

Y quiéreme, en este circo de mí,
balancéate en mis costillas
al compás de sus silencios.

Cántame nanas en mis resacas,
desgárrate la garganta y llévame
en volandas hasta el próximo atardecer.

Quiéreme en todos los lugares,
convénceme de que puedo guardar
en mis manos cada uno de los mares.

Dibújame, sonriente como un niño,
en las paredes de esta callejuela
con la sangre de cada nudillo.

Arrópame, como si yo fuera sed
en mitad de la llovizna
bajo este hueso y pellejo.

Desde los adentros de mí,
antes de que me arrugue,
quiéreme.