A ver
quién bautiza este duelo...
Llega el
amor a contracorriente
y
aterriza contra el suelo.
Yo cada
vez entiendo menos.
Las
semillas se empiezan a quejar
diciendo
que la tierra
se le
queda pequeña.
Me
escondo en un agujero.
A este
otoño se la suda la primavera:
prefiere
estar cayéndose a trozos
a estar
hecha de coloridas dudas.
Saluda la
última despedida,
viene
canturreando,
contenta
de perdernos de vista.
La ética
ahora pupa en otro lugar,
lejos,
muy lejos,
de la
sociedad.
¿Quién la
puede juzgar?
El mundo
ya no quiere cambiar,
el cambio
lo desquicia,
por él,
el cielo se puede caer.
La
palabra es una prostituta
harta de
ser penetrada
sin que
la hagan sentir nada.
Que no,
que no, que no,
hoy has
perdido
y no hay
doble sentido.
Que sí, que
sí, que sí,
hoy eres
un pobre
lleno de
vacíos.
Mañana
será mejor,
hoy mi
paciencia se declara antisocial
hasta que
llegue un buen amor.
Yo me
quedo esperando...
Tristes,
como si
entendieran algo,
deambulan
los sabios en sus jaulas.
Contentos,
sin
entender nada,
vuelven
los borrachos a divagar.
Menudo
desastre esta cabecita,
que se
agrieta, se ahoga y grita
que está
harta de sentir lejos su propia piel.
¡Coño,
otra vez se me olvida respirar!
El reloj
amarra las horas:
está
hasta los cojones
de no
poder vivir quieto ni un ratito.
Creo que
he perdido el juicio:
en el
corazón suena un tic tac
y me
despierta el estruendo de mis latidos.
¿Por qué
huele el café a napalm?
Me
despido,
me espera
la soledad
para
hacerme un niño.
A ver si
así
entiendo este
parto
que he
escrito.
sábado, 30 de diciembre de 2023
Este amor
domingo, 13 de agosto de 2023
La mentira de los héroes
En esta sociedad de coaching emocionales, pan y vino, y consejo disfrazado de experiencia propia, hemos decidido adueñarnos del concepto de ‘héroe’ y ascenderlo a poco menos que a la figura de un dios con forma humana. ¿Por qué digo esto? Porque lo hemos asociado a todo aquello que gire en torno al éxito, a la victoria o al intento.
Eres un héroe si luchas, si lo logras, si te levantas tras
cada fracaso y lo vuelves a intentar. Eres un héroe si persistes y aguantas,
estoico, a todas las adversidades que te vas encontrando en el camino. Eres un
héroe si te acercas lo más mínimo a la palabra ‘resiliencia’, que no es otra cosa
que el “echarle huevos” de toda la vida, pero adecentado con un aroma poético
que parece insuflarle más valor al mismo acto.
Sí, eres un héroe si haces todo eso. Y no seré yo el que lo
niegue; al contrario, me sumo a esa manera de pensar.
Pero luego está la otra cara de la moneda, esa que tiene el
mismo valor sólo que no es tan bonita. Hablo de otro tipo de héroes, unos que
viven agarrados a una especie de fracaso y frustración. Hablo de los héroes que
ya no pueden más.
Hablo de aquel que no lo intenta porque ya no tiene fuerzas
y que no lo volverá a intentar. ¿Él sí es un fracaso? ¿Por qué no es un héroe que
dio todo cuanto tenía? Porque esa cara B del concepto ‘héroe’ no tiene tanta estética.
Te daré un ejemplo: coge un vaso y conviértelo en una cabra. Menuda estupidez, ¿verdad?
Pues esa misma obviedad es la que experimentan este tipo de héroes. Los que
pierden la batalla, pero lucharon hasta que no pudieron más. Los que aceptan
que necesitan parar. Los que prefieren sentarse a cuidar su salud mental en
lugar de intentarlo una y otra vez contra un muro. Los que no lo intentan
porque saben que es una tarea imposible. Los que conocen sus límites y no van
más allá porque saben que tras ellos hay un sufrimiento innecesario y sin frutos
que no sean el hambre de martirizarse a uno mismo por no lograrlo.
Héroes también son aquellos que no pueden más con la vida,
porque como dice una frase (no encuentro el autor):
A veces, el simple hecho de continuar es algo inhumano.
‘Intentarlo’ se ha convertido en un verbo prostituido y cuyo
sujeto (el intento) nos viola la mente como si fuéramos una puta sin derechos
propia del Siglo XV. El éxito es ese inquisidor que nos quemará en público si
no aceptamos sus dogmas y nos arrodillamos ante su sombra.
Está bien no intentarlo. A veces está bien no poder. Con
nada. Está bien querer que el mundo arda tanto como tú de frustración. Aceptar
el fracaso también requiere del valor de un héroe. Porque las inquisiciones
emocionales que nos imponemos son tan tiranas como las del pasado, aquellas que
quemaban al diferente.
Ya habrá tiempo de levantarnos, pero por lo pronto, aprendamos
a respirar y llorar cuando abrazamos el áspero tacto del fracaso, porque puede
que ese héroe que somos sólo necesite un descanso.
Porque luchar contra los dragones de la vida forja héroes de
mil maneras diferentes.
jueves, 20 de julio de 2023
SALVA NUESTRA SONRISA (FSHD)
¿QUÉ ESTO DE LA FSHD?
Sé
que en todo lo que voy a contar me voy a andar mucho por las ramas, pero es
necesario para mí. Así que antes de comenzar te anticipo que lo que voy a
decirte es una muy buena noticia.
Nací
con una enfermedad. Nunca me ha gustado hablar de ello, ni siquiera con mi
círculo cercano. La razón es porque me siento muy vulnerable haciéndolo. Y
ahora mismo, según escribo esto, me tiemblan los dedos sobre el teclado. Y es
que abrirme de forma “pública” me duele muchísimo. Ojalá no tuviera que hacerlo
y, de hecho, no tengo ninguna obligación. Pero sí me siento en el deber moral
de “sacrificarme” por un bien común. Y sé que publicar esto me llevará muchas
noches en vela y algunas llantinas. Y bien valdrán la pena si con ello ayudamos
todo lo posible.
Mi
enfermedad se llama FSHD y la padecemos alrededor de un millón de personas en
todo el mundo. Ese dato es sólo de las personas clínicamente diagnosticadas,
por desgracia habrá más. Quienes me conocéis de pequeño sabéis lo cruel y
tirana que es esta enfermedad que, para mayor dolor, es degenerativa. Se trata
de un tipo de distrofia muscular que, a día de hoy, no tiene tratamiento; una
enfermedad de las llamadas raras porque la padecemos “pocas” personas en el
mundo. Pasé de correr como cualquier niño a verme en una silla de ruedas. Todo
eso en un lapso de tiempo de muchos años. Con todas las consecuencias mentales
que todo esto ha acarreado, acarrea y acarreará (cómo mola ese verbo). Y no
sólo a mí, también a mis familiares y mis amigos. Que parece que una enfermedad
únicamente afecta a una persona y no, también daña a quienes les rodean. Y
puede que tú, que estás leyendo, seas uno de ellos.
Este
es mi caso, pero el de cada persona es único. Todos distintos, todos iguales.
Este
escrito es para todos aquellos que me amáis con el corazón y para quienes nos
quieran ayudar a mejorar nuestra vida. Y es que desde hace muchos años se está
trabajando para encontrar un tratamiento para la FSHD. ¿Qué? Pues que estamos
más cerca que nunca de encontrar una cura para esta p*ta enfermedad. Nunca
habíamos llegado hasta este punto y lo que durante nuestras vidas ha sido una
ilusión y una esperanza dañina, cada vez es más una realidad. Aún lejana, pero
posible. Una que por más que pasan los días desde que lo sé, más me cuesta de
creer. Lo que está claro es que lo estamos consiguiendo.
Desde
todas las partes del mundo, hay asociaciones sobre nuestra enfermedad. Como la
española: FSHD SPAIN. Es la de nuestro
país, una de las decenas que llevamos años trabajando para lograr nuestro
objetivo de hallar una cura. Te dejo algunas de las más conocidas al final del
texto.
Nos queda aún mucho, muchísimo, para poder obtener los
resultados que deseamos ese millón de personas, y nuestras familias y amigos.
Nos queda mucho por investigar, por trabajar, por unir fuerzas y abrir caminos
que hace años eran una utopía. Seguimos lejos, pero cada vez más cerca. Ese
millón de personas que convivimos con la FSHD y, a la vez, creamos un ejército
en pos de poder eliminar esas cuatro letras de la faz de la tierra.
¿CÓMO PUEDES AYUDARNOS TÚ?
Difusión.
Simple, ¿no? Ahora es cuando necesitamos ayuda de la sociedad. Necesitamos
visibilidad y que el mundo sepa que hay una cosa llamada FSHD que le está
jodiendo la vida a mucha gente y que vamos a darle una patada en sus órganos
reproductivos hasta que le bailen las letras.
Ayúdanos
a que nuestra voz sea escuchada. Únete a nuestra lucha porque necesitamos ser
un puñetero ejército que vaya a la batalla. Porque cuanto más conocida sea la
enfermedad, mayor será la presión y más rápido serán todos los procesos que
quedan para que tantas personas dejemos de sufrir.
¿Cómo dar visibilidad
a la causa?
Para ello, esto es lo que puedes hacer:
·
Comparte todo lo que puedas sobre todas estas asociaciones por
redes sociales.
·
Háblale de la FSHD a tus cercanos o en centros médicos.
·
Etiqueta y menciona las asociaciones todo lo que puedas en las
redes sociales.
·
Hazte fotos con el lema o el logotipo de nuestra asociación.
·
En España, nuestro lema es ‘Salva nuestra sonrisa’. ¿Por qué?
Uno de los síntomas es la imposibilidad de sonreír. Así que nuestra campaña es
subir a las redes una fotografía con el gajo de una naranja simulando una
sonrisa. Hazte esa foto, súbelas a tus redes y etiquétanos. Y así de camino
quemas karma, que vaya añito llevas, criatura.
·
Si conoces a alguien que tenga mucha influencia en redes,
háblale del tema.
·
Si conoces a periodistas o medios de comunicación que puedan dar
mayor voz al mensaje, hazle llegar este texto.
¿Cómo colaborar
económicamente?
Entra en la web FSHD SPAIN:
· Hazte socio
· Haz una donación por PayPal o Bizum
· Ayuda con Teaming: una donación de un euro al mes.
· Compra el libro de la asociación ‘Soñar nos hace fuertes’, la
camiseta o cualquiera otra cosa de nuestro merchandising.
· Regala o, simplemente, comparte.
¿Cómo puedes ayudar a
través de mí?
Como ya has visto, en todos mis perfiles tengo puesta una fotografía
relacionada con la FSHD. Así que, a título personal, voy a llevar las pinturas
naranjas de guerra puestas en todas mis redes sociales y en mis novelas. Todo
para llevar este mensaje a cuanta más gente mejor, y que la FSHD sepa que se le
está acabando el tiempo. Es la mejor forma que puedo ofrecer para difundir.
Por eso te estaré eternamente agradecido si:
- Compartes esta publicación de
todas las formas que se te ocurran y a cuantas más personas mejor.
- Apoyas mi trabajo
de todas las formas que puedas: compartiendo y comentando lo que subo a
redes, hablándoles a otros sobre mi obra, etc…
- Compra mis
libros: los ejemplares que aún me quedan siguen a la venta, y el 50% de
todo lo que recaude a nivel económico será donado a la causa.
Llevo años trabajando
en silencio, escribiendo novelas para ayudar de la mejor manera que sé (y
ayudarme a mí, ya que es mi mejor terapia). Llevo muchas, muchísimas, horas
acumuladas delante de historias a las que poco a poco les estoy dando vida.
Llegado el momento en el que mis novelas sean terminadas y sufran su periodo de
transformación, buscaré la mejor forma para usarlas y seguir ayudando a la
causa tanto económicamente como en difusión.
A principios de año mandé un nuevo libro que he
escrito a distintos sellos de las grandes editoriales españolas (Planeta y Penguin Random House) para poder llevar el mensaje a cuanta
más gente mejor. Si estas editoriales rechazan el manuscrito, lo autopublicaré.
Por supuesto, una gran parte del dinero irá destinado a la causa.
¡GRACIAS POR TU AYUDA!
Joder,
lo que me está costando todo esto. Espero que sepas que esto es algo muy serio
e importante para mí y otras muchas personas en el mundo. Si te pido esto no es
por capricho, sino por necesidad. Bien sabéis los que me conocéis que poco
busco el ser conocido y mucho menos abrirme emocionalmente de esta forma, pero
si con esto consigo poner mi granito de arena en la lucha, pues bienvenido sea
el precio a pagar.
Gracias,
de todo corazón, por tu ayuda. Por poca que sea, por insignificante que te
parezca, para nosotros es un pasito hacia delante.
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- ASEMGRA
- ASEMSE
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martes, 25 de abril de 2023
La memoria del subconsciente
Hay muchos tipos de memoria: a corto plazo, a largo plazo, episódica, semántica, testicular (recuerdas lo que te sale de los huevos), retrógrada…
Pero hay una que está presente mucho antes que todas esas y de la cual ni siquiera percibimos que está ahí: la memoria del subconsciente.
Te lo voy a contar con tres pequeñas historias reales.
Eustaquio
Eustaquio le tiene miedo a bañarse en la playa, piscinas, ríos, lagos… Le tiene auténtico pavor. Y cada vez que se pregunta el porqué no sabe la respuesta. No tiene ningún trauma propio ni ajeno con bañarse. Por más que lo piensa, no sabe cuál es la razón, pero es sólo pensar en acercarse al agua y le entra una fuerte ansiedad. Y así pasan los años. Eustaquio tiene pavor a bañarse y no encuentra la respuesta.
Hasta que un día todo se resuelve cuando le dicen:
—Cuando eras un bebé estuviste a punto de morir ahogado en una piscina.
¡Un bebé! La criatura de Eustaquio tenía meses cuando eso ocurrió y, obviamente, él no lo recuerda. Pero sí su subconsciente.
Loli y Paqui
Loli y Paqui eran muy amigas desde pequeñas hasta que algo ocurrió y dejaron de hablarse durante más de 30 años. Cuando les pregunta por qué no se hablan, ellas contestan:
—No recuerdo por qué nos enfadamos, pero sí recuerdo que no quiero saber nada de ella.
Ninguna recuerda el motivo de su enfado, pero su subconsciente sí recuerda la rabia que sintieron cuando ocurrió.
Pepe
Pepe tiene un trauma por algo que ocurrió hace muchos años. Hay una palabra que le da nombre a aquel trauma, pero él no la recuerda.
—¿Cuál es la palabra?
—No lo sé, pero si me dices 100 palabras te diré cuál es —responde Pepe.
—¿Al decirla la recordarás?
—No, al escucharla me dará un escalofrío.
Pepe no
recuerda esa palabra, pero su subconsciente sí. Y cada vez que la escucha,
el
subconsciente le envía una alarma en forma de escalofrío.