domingo, 27 de abril de 2014

Mi Renacimiento





Damas y caballeros, bienvenidos a mi Renacimiento. 

Soy sólo un hombre, un triste idiota que ha cometido errores. Pueden hundir mi barco con mentiras a quemarropa, lanzarme tormentas mal versadas, empedrarme el camino, llenar mi plato de carroña y mi vaso de veneno. 

Sólo es un hombre, decían. Un triste idiota, reían.

Pueden hacerme arrastrar sobre el filo de un acantilado, colgar nidos de cuervos sobre mis cansados hombros, encerrarme en jaulas y gritarme, con toda la mala ostia del mundo, inquietudes al oído… 

Pueden… y se atragantarán con mis ganas de vivir.

Porque aunque me golpeen las costillas y a varazos me desoyen las tibias, seguiré siendo ese idiota que aún con los pies ensangrentados sigue bailando sobre el filo de la navaja. Y a ver qué bala me quita esta sonrisa de la cara.

No soy sólo un hombre, soy el hombre que aún nadie ha vencido.

Y lo que es la vida: quisieron matarme antes de tiempo, quisieron pegarle un tiro a mi invierno y se ven en primavera y a falta de balas.
Damas y caballeros…

¡¡Bienvenidos a MI RENACIMIENTO!!

jueves, 13 de febrero de 2014

Miento (como todos)




He atravesado noches en vela
solo para mentir,
igual que tú, que aquel,
igual que esos amantes
que pierden la cordura
con cada pequeño roce,
he venido a molestar
a ese pájaro inocente
que canturrea cada noche
sólo porque le divierte,
y a esa mujer que tiene la virtud
de convertir el tiempo perdido,
ese humillado por el gentío,
en arte.

Y así nos va,
estropeando la vida.

He venido a mentir sin razón alguna,
a engalanarme los huesos de dudas,
como tú, como todos,
grita la voz desnuda tras bastidores
y no hay nadie que la salve,
sólo traidores
y poetas con miedo
que huyen,
como hasta el animal
más sanguinario
huye del fuego,
y huyo yo, y huyes tú,
hasta quedarse la verdad
a solas.

Y así nos va,
tergiversando los buenos momentos.

He venido a mentir, sin pretenderlo,
como ese hombre indefenso que mata
por no verse muerto,
detrás de su máscara
acaba por engañar al diablo
hasta quitarle al sediento el agua
del mismísimo infierno,
manejando las marionetas
a favor del viento.
Entre putas y puñaladas miente.
Entre sonrisas fingidas miento.

Y así nos va,
a ti y a mí.

martes, 14 de enero de 2014

Casi me salvas



Casi me salvas.
Podría quererte,
y quererte tanto
como para convencerme
de que no eres una mentira,
y dejar de odiarte por un rato
para olvidar que eres arte
destrozado y hecho poesía,
sé que guardas mi cariño
bajo las uñas mal pintadas
por culpa del segundero
que amenaza
con fugarse tan rápido
como el cigarrillo
de cada mañana,
que empaña mi despertar
los días de lluvia.
Te busco detrás de la cama
donde guardo las promesas
por cumplir,
me dejo la garganta seca
de gritar y gritar,
de quererte y odiarte,
de sosegar esta ansiedad
que aprieta y no da tregua,
pero nunca afloja la sonrisa
abrazando hasta el alma
más ciega.
Tan viva.
Tan gigante.
Tan tú.
Casi me salvas en el último momento,
cuando mis pulmones se encharcaban,
cuando mis ganas se desangraban,
cuando volaba, y cuando caía,
cuando la soledad me hacía invisible.
Casi me salvas,
sólo te faltó querer.
Me perdí al encontrarte
en aquella primavera
que se moría de hambre,
por arrancar las flores
que ahora adornan
las ojeras de mis ojos,
sollozando cuando lagrimean
sobre los tuyos, impenetrables.
Y por eso podría quererte,
y quererte tanto
como para convencerme
de que no eres una mentira.

martes, 7 de enero de 2014

Un criadero de mariposas



Se descalabró el reloj al bajar cada una de tus vértebras,
si a ciegas rompí las escaleras a golpe de rodillas,
el candil que alumbraba al hombre que un día fui
ahora se ahoga en las barras de los bares,
dónde grabaste a pares besos en mis costillas.

Cada triste musaraña pasó de testigo a verdugo
golpeando con martillos las grietas de mi corazón,
la gota que colmó el vaso inundó la habitación
y mis musas naufragan esperando un mañana
lejos de tus huellas que no ande desnutrido.

Te extraño desde el dolor que provoca este sin sentido,
esta noche me faltan tiros para matar horas que perder,
por el arte de morir y volar en cada suspiro
que me permite a ratos este latir lastimero
si mi estómago es un criadero de mariposas.