El papel está
mustio, triste,
llora porque
le han cortado
las esquinitas
y ya no vuela,
no existen
versos para ella
que la eleven
hasta lo más alto,
allí dónde el
poeta se inspira,
no con musas,
sino con el aire
que respira.
El papel
grita en una gris soledad,
de tanto blanco
que tiñe su cuerpo,
de tantos
vivos con olor a muerto,
de tantos
poemas negros
sobre
desgracias y miserias.
El papel ya
no quiere hablar más,
no sobre
lágrimas y mentiras
de gente que
no conoce,
de ojos azul
cielo hermoso
que cuando lo
ven no lo miran,
de manos suaves
y piel tierna
que cuando lo
tocan
nunca lo
acarician.
El papel no quiere
llorar más,
quiere volar
sobre los versos
más bellos de
cada día.
El papel
quiere contar sonrisas
debajo de
esos ojos azul cielo,
hermosos.
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