El presente te quema las manos a diario
si el negro de la pared dibuja una
vereda
solitaria que conduce a lugares
tristes sin baladas,
donde las balas al aire se pierden en
la noche
cayendo sobre los sueños de alguien que
nadie,
absolutamente nadie conoce.
Dime, ¿qué será de ti sin las
preguntas?
Sin esas respuestas que inundaban
tu vacio de lágrimas heladas,
de nanas mal cantadas,
de ilusiones a cuentagotas,
de sonrisas suturadas
y de verdades a quemarropa.
Qué será de ti sin esas noches en vela
pintando cuadros en el techo con la
mirada,
de pelear con palabras atrincheradas en
la garganta.
Qué será de ti que finges ser flor
marchitada
sin ni siquiera haber sido semilla
antes.
Yo sé qué será de ti sin todas esas
banalidades:
serás libre, serás la perfecta alegoría
de la vida,
serás bella, serás el verso de la mejor
poesía,
serás romanticismo, serás amanecer
primaveral,
serás nocturna, pues a partir de ahora
serás la noche,
serás todo aquello cuanto te plaza ser,
porque por fin podrás ser tú.
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