Titán
que hace de una gota
una
cascada de violencia
cayendo
sobre mi pecho,
me
hiere, me duelo,
y a
veces, sin dejar de respirar,
muero.
Mi
titán cuya sonrisa está hecha a cuchillazos,
cuyas
lágrimas hacen sangrar la piel,
cuyos pies
caminan sobre brasas hirviendo;
me
vigila y me persigue.
Allí
dónde voy se esconde junto a mi sombra,
no
tiene rostro y cuando me acorrala
pierdo
el mío, me miro en reflejos
y no me
encuentro, sólo veo a mi titán
hablando
con mi voz.
Jugando
a ser yo. Siendo yo.
Un
mezquino, un tirano,
una
cadena en mis manos,
un
opresor que hace de mi un prisionero,
y
juntos creemos sobrevivir
en esta
cárcel de ira.
Es
capaz, soy capaz,
de
secar los mares, de gritar tan fuerte
que el
cielo se quede pequeño,
tanto
como para caber en las cuencas de mis ojos;
mi
titán ve por mí, y él nació ciego.
Pasos
que hacen ruido y huellas que nadie recuerda.
Dice,
nos decimos y fingimos decir
que nos
protegemos mutuamente.
Nos
mentimos.
Titán
que se alimenta y se agiganta con miedo
y miedo
que sueña con ser un gigante.
Yo, que
titán soy
y titán
evito ser.
Lo
siento. Trato de controlarlo,
pero
acabo por desbocarme.
Se
convierte en un quebrantahuesos
alzando
sus alas sobre mí;
en el
vuelo de una ballena
intentando
derribarme;
no
conoce más que las lunas sangrientas
componiendo
canciones dramáticas
con mis
cuerdas vocales,
y no
entiende de treguas, de respiros,
de
palabras sosegadas, de silencios,
y no
entiende de la compañía de
nadie.
Mi
titán y yo, hecho un nosotros
de
partes (in)separables.
Y nos
hacemos ventarea
cabalgando
sobre olas
bajo
una tempestad, que,
entre
él y yo, hemos dibujado;
y hace,
sin que pueda amansarlo,
llamaradas
enormes de una ceniza
que se
me mete en los pulmones,
y me
ahoga, y me ahogo.
Lo
siento. Ese no era yo,
era el
titán de mis adentros.
Sus
abrazos no saben ser abrazos
si en
su intención no hay espinas,
no sabe
de caricias placenteras
sino de
emociones frías
tras
una máscara incandescente.
No
conoce de amaneceres, de risas,
de
auroras boreales ni de primaveras,
sólo
sabe de explosiones en el vientre
y de
tormentas en el iris.
Y
cuando hablo de mi titán,
hablo
de mi rabia.
Me ha gustado mucho, gracias por compartirlo :)
ResponderEliminarMe alegro de que te guste!
ResponderEliminar