domingo, 27 de noviembre de 2022

Coaching motivacionales y la dictadura de la felicidad

He cerrado una página con agradables vistas solo para escribir esta publicación. Joder, ¡qué ganas le tenía! Este tema es muy delicado, así que voy a tratar con cuidado para disimular que los coaching motivacionales son gilipollas. Y si tú crees férreamente en sus ideas, también disimularé a la hora de cuestionar tu embarrado coeficiente intelectual.

No es que ponga en duda las buenas intenciones los que se dedican a hacer este tipo de charlas, pero la cocaína durante un tiempo se les daba a los niños como medicamento y no por ello estaba bien. Bueno, tampoco lo está ahora. Pero no me extrañaría que algunos coaching motivacionales tenga como objetivo lucrarse de quienes andan perdidos. ¡Vaya! Al final sí que he puesto en duda sus intenciones. Qué torpe estoy…

Voy a partir mis argumentos desde la base de que la motivación es útil. Más que útil es necesaria. En esos estamos todos de acuerdo. Si has vivido el “no hay huevos” de tus amigos una noche de borrachera, sabrás la diferencia entre la motivación y la inconsciencia.

Una charla motivacional es útil. Las hay que tienen pepitas de oro maravillosas. Personas que son un ejemplo de superación y su situación junto a sus palabras te inyectan una dosis de fuerza interior que es de agradecer. Aportan. Suman. Hasta que…

Hasta que aparecen los que se dedican a dar continuas charlas para motivarte y emplean una serie de premisas que son puras aberraciones. Y crean esa tendencia social actual llamada “La dictadura de felicidad”.

Si no eres feliz es por tu culpa, dicen. Malos gatillazos os regale la vida…

He llegado a escuchar la siguiente frase: haz que cada persona que se acerque a ti se vaya siendo un poquito más feliz. Es decir, ¿no tengo bastante con ocuparme de mi felicidad que debo hacerlo también con todo aquel que se me acerque?

La dictadura de la felicidad nos obliga a ser felices. Todo lo que no sea eso es un fracaso. Has fracasado. Eres un fracasado. Tu vida debe de girar en torno a la búsqueda de la felicidad porque, al parecer, conseguirla o no depende únicamente de nuestra actitud. Por lo visto no hay factores ajenos que nos complican la vida.

Enhamed Enhamed, nadador español con ceguera y paralímpico, dijo en una charla algo así como (lo digo con mis palabras):

“Creo que la motivación está sobrevalorada, la vida también es esa parte de esfuerzo cuando no tienes ganas”.

Y ahí es donde yo quería llegar. ¿Ser felices siempre? Ojalá; lo firmo y sacrifico todas las vírgenes que hagan falta. ¿Ser felices siempre es posible? No, a no ser que te haga feliz sacrificar vírgenes y que no te pillen.

La vida, por desgracia, tiene momentos malos con los que vas a tener que aprender a lidiar. La vida también es eso que nos hace estar alicaídos. Y no, la culpa no es de tu actitud. Es que la vida es muy suya y sus condiciones son una montaña rusa emocional.

No pasa nada. Está bien estar mal. Estar mal está bien.

Y esta parte de la vida va a estar quieras tú o no. Le pongas actitud o no. Sacrifiques vírgenes o no. Y el peligro de los coaching es que tratan de hacer ignorar esta “cara B” de la vida. Si no la miro no está, si no la
miro no está… Ya se irá. Ya se resolverán los problemas mientras yo me carcomo las entrañas buscando una felicidad utópica.
Porque sí, a veces ser feliz es imposible.

Esa “cara B” va a estar ahí y puede que no se vaya hasta que no la soluciones. Vas a tener que mirar a la vida a los ojos y vas a tener que romperte para poder volver a construirte. No por mirar a otro lado lo vas a solucionar.

Y tienes dos opciones: escuchar esa “cara B” y superarlo o, por otro lado, puedes hacer oídos sordos. Pero con actitud, eh.

Como dice Ozelot en su canción ‘Señuelo’:

“Si... ¡Sé que no se puede estar bien siempre!

La naturaleza del placer es ser intermitente

Así que empieza por asumir que nunca serás completamente feliz

Y así quizás llegues a serlo parcialmente”.

 

Finalmente, te dejo una canción de Tote King y Rozalén que hablan sobre el tema:



 

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