domingo, 9 de septiembre de 2012

Funambulista de mil lloreras


Ráscate el caparazón con los dedos en carne viva
que saldrán capas de hielo de un invierno putero,
donde se esconde el demonio por miedo a la vida
huyendo de sonrisas torcidas que mueren de sed,
camina en silencio para no hacer temblar demasiado
las agujas frioleras del minutero que ennegrecen tu tez,
para que tú, funambulista de mil lloreras, duermas tranquila.

Llegarás al otro lado del sendero aunque se haga largo,
aunque sea con las uñas podridas y el alma resquebrajada,
aunque sea un camino amargo y termines por no llegar
a ningún sitio.

Llegarás aún con la primavera cargando en tu espalda,
da igual, cada huella será un viaje recorrido.
Aunque el otoño esté hecho de mil puñaladas traperas,
da igual, cada huella será un viaje recorrido.

Sólo para que así,
para que tú, funambulista de mil lloreras,
duermas tranquila.

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