Voy a cerrar los ojos y a mirarme
dentro,
voy a afilar contra mi pecho las
navajas
que escondo tras las orejas pa poder
librar las reyertas tempraneras.
Voy a esculpir los errores del
invierno
hasta hacerlos primaveras,
y que el fracaso no amedrante
los intentos nacidos de mi respiración,
prefiero que mis crisantemos florezcan
tarde
antes que verlos morir marchitos
en el fondo de un cajón.
Voy a cerrar los ojos y a escucharme
dentro,
para que los latidos me hagan volar
más allá de los sonidos de la metralla
estampándose en la tierra que camino,
sin pararme a escuchar a los canallas
que gritan sin sentido sobre lo que
vivo.
Voy a cerrar los ojos y a bailar dentro,
las lágrimas serán convertidas en
leyendas,
hacer treguas de peleas en las que la
primera
bala siempre fue la mía, a tientas de
un sino
que se destruye y renace en cada paso
hasta declararse en estado de rebeldía.
Voy a cerrar los ojos, a mirarme
dentro
para dibujarme dos alas con la sangre
de cada puñalada mañanera,
voy a salir ahí fuera sonriente
a espantar las mariposas
que ayer desertaron caprichosas
del calor hogareño de mi vientre.
Voy a cerrar los ojos con todas mis
fuerzas,
para poner las pinturas de guerra a mi
alma
y enseñarle a apreciar las pequeñas
hermosuras
que nacen coloridas después de
llorarnos,
esas que a menudo se posan en la palma
de nuestras manos.
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