“El movimiento se demuestra andando” es una frase que dijo
Diógenes; sí, ese que pasó a nuestra historia por el ‘Síndrome de Diógenes’ o
el que acumula mierda por placer. Y es que de eso va un poco la reflexión de
hoy. Antes de nada, perdonad mi mala leche, pero es que acabo de ver el tráiler
de la segunda temporada de ‘Los Anillos de poder’ y, claro, uno salta.
Nuestra cultura popular está llena de dichos. Lo que
conlleva que sea popular decir gilipolleces. Y, peor aún, que un populacho de
borregos repita la frase como si eso les hiciese parecer más interesantes. Uno
de esos dichos popular es el de nuestro amigo Diógenes. Tranquilos, todo esto
tiene una explicación. No es buena, pero es. Voy a ello.
Hace tiempo me contaron una fábula. Se llama:La Fábula del Monje y el Niño que Fue a por Agua
Un
día, un monje y su joven discípulo caminaban juntos cerca de un río. El monje,
queriendo enseñar una valiosa lección al niño, le pidió que fuera al río y
trajera un cubo de agua para beber.
El
niño obedeció y bajó al río. Al llegar, se dio cuenta de que el agua estaba muy
turbia debido a las recientes lluvias y al movimiento del lodo y las hojas en
el fondo. Regresó al monje con las manos vacías y le dijo:
—Maestro,
el agua está muy sucia y no se puede beber.
El
monje le respondió:
—Entonces,
siéntate y espera un momento.
El
niño se sentó junto al monje y ambos esperaron en silencio. Después de un rato,
el monje le pidió al niño que volviera al río y revisara el agua nuevamente. El
niño obedeció y, al llegar al río, notó que el agua seguía turbia. Regresó al
monje y le informó:
—Maestro,
el agua aún está sucia.
El
monje le dijo nuevamente:
—Entonces,
siéntate y espera un poco más.
El
niño se sentó y esperó pacientemente. Pasado un tiempo, el monje le pidió por
tercera vez que fuera al río. Esta vez, al llegar, el niño vio que el agua
estaba clara y cristalina, ya que toda la suciedad se había asentado en el
fondo. Feliz, llenó el cubo y regresó con el monje.
El
monje miró al niño y le dijo:
—¿Ves?
Cuando dejas que la turbiedad se asiente, el agua se vuelve clara. Así es
también con tu mente. Si te sientas y esperas pacientemente, la agitación se
calmará y podrás ver con claridad.
Y fin de la fábula.
¿Adónde vas, muchacho de barba estilizada y melena de oro?,
pensaréis. Voy a que avanzar no implica necesariamente movimiento. Estamos
asfixiados por una sociedad que nos avasalla con el mensaje de “más, lucha,
pelea, sigue, no pares, quieto no consigues nada, muévete en la vida”. Y yo -que
de saber, sé poco de nada- a menudo me encuentro con ese dilema de no poder
continuar porque no hay fuerzas. Movimiento, dicen. Vale, la perra gorda pa ti.
Pero, ¿de qué sirve el movimiento si no sabes adónde vas? Sí, es una frase del
gato de ‘Alicia en el País de las Maravillas’. Y, honestamente, prefiero
hacerle caso a un gato antes que a un tipo que acumula mierda por rebeldía.
Hablo de la necesidad de parar. Mejor dicho: NECESIDAD DE PARAR. No me refiero a
reflexionar sobre la vida. No. Hablo de estarte quieto y que la mierda del río de
la vida pase como tenga que pasar. Hablo de dejar que tu cuerpo y tu mente
saquen, por pura inercia, lo que llevas tanto soportando.
¿Ejemplos? Llorar como un descosido; gritar como un loco a
pleno pulmón que estás hasta el mismísimo coño de la vida; decir “no” a una
vida social que no te apetece tener en estos momentos (una cena, una quedada,
un paseo); no buscar las ganas para hacer cosas de las que no tienes ganas;
volver a llorar sin motivo alguno; no reírte cuando requiere un esfuerzo
titánico sólo por fingir… Puedes entenderlo, incluso, de forma literal eso de “no
hacer nada”. Tirarte en el sofá con la mirada perdida durante horas o
levantarte más tarde de la cama ese día.
Lo siento. No vas a poder con todo. Y muy probablemente,
todo acabe por poder contigo si te empeñas en moverte por pura inercia. Te
mereces ese descanso.
TE MERECES DESCANSAR.
Es buen punto desde el que empezar una nueva etapa, terminar
otra o, simplemente, descansar por descansar. Quizá esto nos haga parecer que
perdemos: ¿cómo puede ser llorar un avance en la vida? La paz mental es un buen
premio aunque no traiga “premios externos” e, incluso, nos haga perder
oportunidades en la vida.
En fin. Esto es todo.
Ah, y por Dios, haceros un favor y ni se os ocurra ver la
serie de ‘Los Anillos de poder’. Esa bazofia no hay río que la limpie luego de
tu cabeza.