jueves, 2 de enero de 2014

En carne viva




De querernos hasta dejar las ganas en carne viva, de gritarle al cielo para que se sequen las heridas que ayer nos impidieron reír. Volaré tallando las nubes con los puñales que la vida me clavó, me dejaré caer sobre los charcos que juntos convertiremos en mares. De bailar sobre las calaveras de recuerdos hundidos en los que ya han florecido nuevas mareas para naufragar. Y ahí va, el último árbol podrido a renacer de sus propios restos. Otra melancolía acompañada de otra puñalada, de la que ya no brota sangre y son sus miradas las que marcan el bombeo de mentiras que acaban en nada. Los silencios nos gritarán al oído que estamos molestando, la luna no saldrá de debajo del colchón, el viento está desorientado por no poder derribar las veredas que se agitan a tu lado. Ni vender tus sonrisas al mejor postor ni al alma más sana que canturrea por lo bajo sobre mi calavera. Hoy no me importa morir de bombas emocionales con mecha corta, de versos envenenados, de abrazos desde tejados, de despeñarme por tu espalda, de besos emborronados por las barbas de un faquir. No, hoy no me importa morir si nos queremos despacio hasta dejar las ganas en carne viva mientras ahí fuera el cielo se hace pedazos estampándose contra la ventana que no conoce un sol.

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