martes, 7 de enero de 2014

Un criadero de mariposas



Se descalabró el reloj al bajar cada una de tus vértebras,
si a ciegas rompí las escaleras a golpe de rodillas,
el candil que alumbraba al hombre que un día fui
ahora se ahoga en las barras de los bares,
dónde grabaste a pares besos en mis costillas.

Cada triste musaraña pasó de testigo a verdugo
golpeando con martillos las grietas de mi corazón,
la gota que colmó el vaso inundó la habitación
y mis musas naufragan esperando un mañana
lejos de tus huellas que no ande desnutrido.

Te extraño desde el dolor que provoca este sin sentido,
esta noche me faltan tiros para matar horas que perder,
por el arte de morir y volar en cada suspiro
que me permite a ratos este latir lastimero
si mi estómago es un criadero de mariposas.

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