miércoles, 24 de octubre de 2012

Corral de la humanidad



Pasen despacio y sin hacer ruido al corral
dónde sangran mis nudillos de golpear
las paredes al escuchar tanta verborrea.
Pisen con cuidado no se vayan a hundir en el cieno
dónde se pasan noches enteras los gallos de pelea
por llevar la razón en una discusión de necios.
Ciego va el pastor golpeándose con cada bebedero,
comprobando que el agua no sea veneno
para los pájaros que mueren de sed.

Bienvenidos al corral,
al corral de la humanidad.

Ahí corre el labriego a quemar el verdegal,
con antorchas de fuego que abrigan su ego
a costa de los demás.
Los cerdos se revuelcan en el fango
preparados para dar caza a los perros
que bailan tangos con una sonrisa.
Aguantan bellas las flores que nunca nadie regó,
se siguen quedando en los huesos las malas miradas
que deshilan las alas negras del paredón.

Bienvenidos al corral,
al corral de la humanidad.

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