sábado, 9 de noviembre de 2013

Sin saber por qué




Se nos olvidó contestar a esa pregunta,
que un día alguien nos hizo,
sin recordar por qué,
ni quién la disparó a quemarropa.
Las nubes nos pisaban los talones
y el viento achuchaba a versos
con la garganta rota,
sin saber por qué.
“Locos” nos gritaba a lomos de una paloma
con ojos más negros que su corazón,
sin recordar por qué,
nos atracó a punta de pistola.
Por más que lo evito siempre encuentro la razón de ser,
se nos coló algo de paranoia en la comida
y ahora cagamos frases filosóficas.
¡Sin saber por qué!
“Locura” nos gritaba a lomos de una paloma,
que si se asoma tiraremos piedras a su ventana,
para que nos cantara otra vez sus derrotas.
¡¡Sin saber por qué!!
Cada día nos saluda el demonio entre horas,
bailando solo sobre el barro de madrugada
para ensuciarnos las manos, morir en cada sueño
y así poder resucitar.
No hay arena suficiente en esta playa,
para hacer un reloj que diga el tiempo
que te esperaré,
“¡¡locura!!” me gritaba desde las alturas.
¿Dónde estará? ¿Y el amanecer? No está,
hace tiempo que no se le ve,
que dice el amor que me quiere fusilar…
¡¡Sin saber por qué!!
Lo sé, siguen los sentimientos a flor de piel,
las nubes se arrastran llorando por el cielo,
si el viento sopla, sopla y sopla versos
de un poeta que se sienta a verlas venir.
Truena, detrás de ese cristal hace frío y truena,
la libertad se esconde bajo cada árbol,
y la pena tirita sobre la acera
esperando un día mejor.
Me enerva, el segundero no para y no para,
y yo aún sigo sin respuesta para esa pregunta,
que deja mis ganas de sonreír en reserva.
Sin saber por qué.

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