martes, 17 de junio de 2014

El extraño del espejo




Extraño hombre del espejo,
por más que te miro
no te veo,
somos sombra
el uno del otro,
sin un haz de luz
que baile alegre
entre nuestros ojos.

Cuchillo y rabia
entre los dientes,
¿de quién es esa sonrisa
tan apagada
que llevas por bandera?
Mía no, seguro, ni tampoco
ese riachuelo de sangre de la boca
que riega la arboleda de mi jardín.

Extraño niño del espejo,
observa cómo nos crecen
las raíces entre los dedos
de los pies, escucha,
aún con sus miradas secas,
el piar de los colibríes
que descansan hermosos
en las ramas de nuestros hombros.

Déjate sentir por un segundo,
aunque seas borrasca
en pleno verano,
déjate ser gota del rocío
aún en el más negro charco,
déjate ser lluvia sobre los tejados
dónde lloran los gatos,
déjate, por un segundo, ser.

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