martes, 3 de junio de 2014

Elizabeth




El mundo siguió el ritmo
de sus batutas,
si su voz es la locura
que espanta por las noches
a esos hijos de puta que roban
la miel de sus colmenas,
esas que penden de las grietas
de su ser.

Bajo sus sábanas frías
hay una revolución,
de versos contra balas,
de guitarras vivas
contra calles vacías,
de nada contra nadie,
de nadie con nada
que perder.

La guerra de nuestros adentros
se acaba en la comisura
de sus labios,
de su risa que son orgasmos
y baladas para sonrojar al diablo,
ella, desconocida mujer
de ojos verdes pa matar
a navajazos a los malos.

La anarquía se ha instalado
en cada uno de sus sueños,
rebelde por causas perdidas
que lucha descalza porque sí,
guitarra a su espalda, libre,
desobediente por naturaleza
y la naturaleza ríe con ella,
pongamos que te llamo Elizabeth.

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