Guarda lágrimas en
esas ojeras
que ya atravesarás
secarrales,
con manos de piel
suave
que se volverán
traicioneras
si no les das los
panes
que guardas en el
buche.
Despierta princesa,
estate atenta,
ahí fuera tiran
piedras contra tu regazo,
baja la persiana y
empieza
a moverte a tientas
con los pies
descalzos,
porque este baile es
sólo tuyo.
Te has cansado de besar tantos labios
embusteros,
que te has llenado el pecho de ortigas
para que no se atrevan a entrar más
titiriteros
a varearte las heridas,
tiñendo tus días
en blanco y negro.
Arriba princesa, y escarba en tu vida
un agujero
para enterrar todo el dolor que guardan
tus vestidos,
que están aburridos de oler a la ceniza
por arrastrar los sueños que prendiste
con prisa,
y deja de arrancarte las cicatrices con
los ojos rojos
de tragar tantos ratos tristes.
Juega a saltar sobre
el filo de los cuchillos,
afila tus silencios a
base de carcajadas
sin perder nunca la
sonrisa de esa cara
aunque sangren tus
nudillos
de tanto luchar.
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