martes, 2 de diciembre de 2014

Vida




¿Qué me quieres decir, vida?
Si es que me hablas a mí.

Tú que enseñaste al ser humano a encabronarse
hasta arder por dentro y soltar la rabia a susurros,
no te entiendo, vida, intenta hablar más alto,
tú que enseñaste al ser humano a enajenarse
hasta odiarse en el espejo y hablar de amores a gritos.
Detrás de tus palabras hay laberintos,
mareas, oleaje, campos yermos
y un paisaje en llamas donde
los cielos se quedan pequeños.

¿Qué me quieres decir, vida?

Tú eres este fango donde hay marcas de pies desnudos
bailando un tango con el ritmo que marca
el canto de las almas al aire libre,
tú que eres la arquitecta de sonrisas
de un calibre que no caben en el pecho.
Debajo de la piel nos guardas fotografías
en blanco y negro a las que dar color.
Vida. Tú, que eres el trago y la sed,
que eres el hambre y la manzana que la mata,
tú que eres el norte y la brújula
apuntando a la sinrazón.
Tú, vida, que eres el barco de vela
y el mar que lo hunde,
eres la sangre, costumbre, silencio
y te conviertes en el dragón coloso
batiendo sus alas sin poder mover la pluma,
con cuya tinta escribes las batallas.

¿Qué me quieres decir, vida?

Tú que abrigas el vientre de una madre
con la ferocidad de una loba,
tú que eres la cuerda que da música al mundo
y la soga que deja marcas en el corazón.
Tú, vida, que por fuera eres una fuente de agua
y por dentro un volcán en constante erupción,
tú que das revolución y quitas la voz,
que eres a la vez la herida y la cicatriz;
que haces de lo bello algo macabro
y sacas del dolor pinceladas de belleza.
Calma y huracanes en tus ojos,
eres la segunda oportunidad del verdugo,
el tiempo que se le escapa al testigo,
eres el abrazo y las coces en el estómago,
eres las ganas que se van por la ventana
y aún así vuelves para darnos
las buenas noches.

Creo que ahora si te oigo, vida,
dices ser, simplemente,
el folio en blanco.

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