viernes, 22 de abril de 2022

No he pagado para ver tu culo

Me gustaría dejarlo aquí con ese título. Que sea una frase sacada de contexto y que cada cual saque sus propias conclusiones. Y que esto parezca una película de M. Night Shyamalan sin sentido ninguno. Pero voy a tener que aclarar esto, más que nada por matar el tiempo mientras espero que se baje otro capítulo de Dexter (el chiste ha salido solo).

Vamos allá: las salas de conciertos.

Voy a hablar de las que hay en Granada para poder contarlo desde mi propia experiencia. Aunque me temo que esto ocurrirá en toda España. Hablo de las salas, no de grandes espacios como el Palacio de Deportes. Pues resulta que no tengo derecho a disfrutar un concierto como tú.

Voy en silla de ruedas y a pesar de que la mayoría de salas tienen una segunda planta no me dejan acceder. “Está reservada para familiares y prensa”, me dijeron una vez… Tócate los huevos, Maribel. “Este local tiene X años y por antigüedad la legislación no nos obliga a hacer la sala accesible”, me dijeron en otra… Aquí me los tocaron, más bien. Y esos los que me quisieron dar “una explicación”.

Quiero disfrutar un concierto como cualquier otro. Sin beneficios ni nada. Igual que cualquiera. A mí me gusta el heavy y el rock, por lo que las bandas suelen ir a las salas y no a grandes recintos. Me veo obligado a ir a una sala de conciertos si quiero ver los grupos que me gustan.

¡Pero no! Pago una entrada como otro cualquiera para ponerme al final de la sala (no me voy a poner en primera fila y por la mitad no veo un carajo el escenario), para tener que estar viéndole el culo a todo el que se me pone delante, para tener que estar pidiendo por activa y por pasiva al de delante que se aparte un poco… Para estar incómodo viendo cómo todo el mundo me da golpecitos en la silla… ¡Me cagüen…! Si hasta una vez me estaban pisando y no le importó una mierda seguir haciéndolo hasta que le pisé yo a él. Ojalá la vida le haya pagado con muchos gatillazos…

No pedimos privilegios. No pedimos que nos den masajes en la espalda. No pedimos más. Pedimos igualdad.

¿Sabes a cuántos conciertos no he podido ir porque no me garantizaban las condiciones necesarias? Yo tampoco, porque he perdido la cuenta.

Algunos culos son agradables de ver, no me malinterpretéis. Pero si pago para disfrutar de un concierto es para disfrutar del concierto.

Ea, ya se ha descargado el capítulo de Dexter. Voy a verlo matar gente, ya que uno no puede hacerlo por nosequé historias de la ley. Aunque por ganas no será, sobre todo cuando los señores de las salas de conciertos no quieren que la gente como yo disfrutemos de la música.

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