Así, a pelo. Sin
preliminares ni ostias.
Cagarte en la puta, en la vida y en sus ladillas.
Cagarte en todo lo que has estudiado, en Dios, en la Virgen y en todos los
ateos. Cagarte en el primer segundo de tu vida. Pensar que todo es una mierda.
Cagarte en la puta madre de quien te jode la vida. En la reputísima madre del
que emplea su tiempo en hacerte daño. Cagarte en tu compañera de trabajo por
asquerosa. Cagarte en tu jefe y en todo su árbol genealógico de arriba p’abajo,
varias veces. Cagarte en ti mismo por gilipollas. Cagarte en el tiempo por no
hacer bueno o por hacerlo, da igual. Cagarte en la puta madre del que te vendió
el ordenador porque se te acaba de apagar la pantalla sola y se te han puestos
los huevos de corbata porque no habías guardado todo lo que tenías abierto; por
eso y porque te va lento el porno. Cagarte en las oposiciones y pedir un
escozor vaginal a la madre del que las inventó. Cagarte en ese gilipollas del
gimnasio que tiene dos guantazos: uno para irse a la mierda y otro para que no
se pierda al volver. Cagarte en el día entero porque ha sido una putada detrás
de otra. Cagarte en la cabrona de tu profesora por amargada y fea, porque la
amargura afea.
Cagarte en lo
que quieras, porque sí. Porque te sale de los huevos o del coño.
Esto es como una
noche de borrachera: cuando vomitas te quedas nuevo. Y después a por la
siguiente cerveza.
Saca la mierda
que llevas dentro. La otra opción es que llegará el momento en el que tendrás
que sacarte tú de la mierda.
Pero hazlo en tu
intimidad o con alguien de confianza y de vez en cuando. Para desahogarte no
tienes que ahogar a los demás. No seas como Rose, la del Titanic, que dejó
ahogarse a Jack para salvarse ella. Porque sí, cabían los dos en la tabla.
Todos veis la película como romántica, pero a mí me parece más una asesina al
más puro estilo American Psycho (la primera, la segunda es un horror).
Es más, te
ofrezco este blog para que lo hagas. Lo de desahogarte, digo. Más abajo puedes
escribir en los comentarios de forma anónima. Adelante, no hay censura ninguna.
Prometo leer tu enfado y, en cierto modo, que no te sientas solo en él.
Desahógate.
Porque tienes todo el derecho del mundo.
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