sábado, 18 de febrero de 2012

Un querer rural

Harto, de que me despierte el sol a pedradas
de que me pillen mentiras las arañas.
Harto de sudar pintura negra.

Y el alba vende su cuerpo en mi puerta
con faldas tejidas con bigotes de gatos
los labios mojados de secar goteras
los lunes solitarios de la primavera.

Pasa pero deja tu ego sobre la alcoba
mientras crecen errores en los bancales.
Pasa y empieza a desapretarnos la soga
mientras se nos enquista el querer.

Pon los versos a secar pa que no se corra la tinta de mis venas
que ya no quiero, no, por mi ventana más lágrimas del rocío,
no quiero sueños mal dibujados que se destiñen en amores a cabezadas
ni amaneceres perezosos que se quedan a medias entre tu corazón y el mío.

No me molesta que aniden las golondrinas sobre mis costillas
ni que equilibristas ebrios entrenen sobre mi espalda,
ni flamencas que taconean tirando la escarcha de mis cojones
no me molesta el cantar lúgubre del dormir de las cigarras.

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