sábado, 19 de noviembre de 2011

Donde el donde sea lo de menos.

He guardado mi testamento en las hojas de un olivo, y todo lo que escribo está escondido entre mis huesos. Estoy cansado de vivir en este descampado donde me abandonaron las estrellas, donde la lluvia golpea con violencia mis pensamientos. Quiero irme a un lugar donde poder pintar poesías en las paredes con la sangre que salga de mis ojos. No quiero un perdón ni una queja más, no quiero llevar más espinas en los zapatos. Me duele el alma de luchar y las heridas escuecen de tanto llorar. Estoy harto de esas lágrimas que arden, creando caminos de fuego por mis mejillas. Este poeta se seca por dentro, se va lejos donde no le moleste el viento ni le ahogue el tiempo. No quiero mas coronas de clavos ni caminos empedrados. ¿Porque he de cargar en la espalda con la cruz de Jesucristo? Si yo no creo en él y él no sabe que yo existo. No quiero derribar más muros con buenas intenciones ni mancharme las manos huyendo de la soledad. No quiero rasgar mas mi voz de tanto gritar buscando el amor, ni creer que me enamoro del canto de falsas sirenas. Este poeta se marcha lo mas lejos, donde la tristeza no le torture. Donde la mala suerte no le roce con sus sucios dedos. Busco un lugar donde las calles no me atraquen, un lugar donde poder escuchar a los pájaros sin que molesten los latidos de mi corazón. No me voy de vacío. Guardé tus besos en mis venas, puedes rajarme si te quedas tranquila. Este poeta se larga en busca de paz, un lugar donde poder dormir siendo yo. Un lugar donde el agua de los ríos limpie mi mente. Este poeta de tanto esnifar la realidad se va, buscando un mundo paralelo. Allí donde el donde sea lo de menos.

No sé quién es el hombre del espejo, pero me gusta su sonrisa.

2 comentarios:

  1. Coincido contigo, pero no te nos largues...

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  2. Tranquila, aún me quedan cosas por hacer aquí. Además, no os vais a librar tan fácilmente de mi.

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