Paz es que me acaricie
el pelo
mientras ahí fuera
todo es tormenta,
le duele mi dolor a
través de sus manos,
me da esa
tranquilidad que anhelaba
y sana mis heridas
con sonrisas,
sin palabras.
Paz son sus emocionantes
silencios
entre tanto grito desesperado,
capaces de encabronar
a cualquiera loco,
capaces de detener
cualquier disparo.
Paz son tres gotas de
agua
después de mil noches
sediento,
un abrazo lleno de
vida
que da luz a la
prisión
dónde libro las
batallas
del pasado.
Paz es su libertad
besando mi condena
que se aferra a unas
alas mojadas,
un alma sangrante que
destila miedo
las noches tristes
en las que ella
ya no me acaricia el
pelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario