viernes, 20 de abril de 2012

¿Morir?

¿Morir? Me ahogo en vasos de aguas turbias dónde no veo fondo ni más barranco que el polvo que morderé. Morir entre dolores de huesos ya quebrantados por los malos días, las malas noticias, por esas bocanadas de aire que entran con desgana llenando unos pulmones mermados. Rienda suelta a mi hostilidad contra el mundo y esos minutos que me golpean contra la pared. Odio tanta verdad que se me acurruca en la cama, que me habla, me hace llorar y enfría mis pies. Huye, duerme y huye… ¿Morir? ¿Quién tiene miedo a morir? Si se muere cada día a cada rayo de sol que entra por los agujeros de la persiana bajada. No hay nada, más allá de la nada. Sólo trozos de nada que en nada me convierten. Soy la ínfima parte de una muerte que viene de lejos, con las armas levantadas y las ropas manchadas de sangre por haberme golpeado ayer. Mañana fue y el ayer será parte de una realidad. ¿Morir? Muero cada día a escondidas, entre las sábanas frías de una primavera encabronada conmigo. Hoy vivo, en un rato muero y mientras tanto juego a fingir que sonrío. Ya estoy muerto pero en un rato vuelvo. Ya he vuelto pero aún estoy en pleno proceso de resurrección.

Y mientras tanto ando esperando una mano amiga. Una de esas que me sonría y me diga que todo saldrá bien. Que me agarre y no me suelte. Que me acaricie las heridas y bese mi espalda. Y así estoy: mañana vivo, muerto hoy. Y viceversa.

"Perdón por pasar sin llamar"

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