viernes, 22 de abril de 2011

Déjame sentir la libertad

Ver como las amapolas volando entran por mi ventana
sentir como la arena del reloj se envenena a las doce,
si con lágrimas voy dibujando ángeles en la pared
a la vez que del suelo salen cantando mil demonios.

Déjame, que al calor de la hoguera todo sabe mejor
olvídame, no soy un digno rival para ningún perdedor
créeme, el whiskey calienta mi cansada garganta
olvidé y olvido a cada instante como se respiraba.

Desde esta oxidada mente todo se ve distinto
y ni siquiera trato de intentar cambiar nada,
tan lleno como un alegre pastor con sus cabras
tan feliz como el pintor con su cuadro acabado.

Poco a poco compongo la peor canción del mundo
si al piano suenan notas aullando libertad,
que culpa tengo yo de que el calendario corra
si los meses se caen solos de la blanca pared.

Sentado sólo en esta maltrecha piedra sonrío
mientras mirando mis rotas vestimentas pienso,
que no me importa tirar mi ilusión al mar
se que soy y seré feliz con mi imaginación.

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