lunes, 18 de abril de 2011

La solución reside en la misma burbuja que el problema

Estoy harto de las típicas frases de que todo se puede superar. Venga va, señores. No me sean ingenuos. Seamos realistas. Nos empeñamos en que todo tiene solución, que querer es poder y demás sinsentidos. Vivimos en un jardín de flores más hermosas que un amanecer, pero no por ello dejan de existir las flores marchitas. No vengo a decir que nada merece la pena, ni que debemos estar en depresión constante cada vez que nos encontremos una piedra en nuestro camino. En el día a día vemos cosas que no nos gustan, sentimos esas sensaciones tan extrañas y a la vez tan saludables. Odio que a cada problema, me alienten diciendo que hay alguien peor en el mundo. No me consuelan las desgracias ajenas, no voy a estar mejor yo porque estés peor tú. Esto no funciona así, no conmigo. Ya lo aprendí y lo acepté. Cuando se pierden tantas batallas en la misma guerra, valoras los pequeños detalles. Juro que he llorado de alegría por poder comer con mis amigos. Juro que he llorado de alegría por saber que hay gente a la que le caigo bien y me consideran amigo. Juro sobre jurar, pero no hace falta porque se que los que realmente me conocéis sabéis que no miento. Camaradas, no se es más infeliz por tener más o peores problemas, se es feliz por saber vivir con ellos.

Llevo tiempo haciendo preguntas, pensando entre sorbo y sorbo de agua. ¿Por qué he de esperar a que llegue la solución? Encontré la respuesta pequeños grumetes, siempre la tuve delante. Aprendí que en los peores casos (esos de llorar hasta doler) la solución no es exterminar el problema. Es saber convivir con él. Es como una maldita garrapata en el culo. No soy yo la que está pegada a ella, es ella la que depende de mí. Va, en serio. Mientras leéis esto, miraros al espejo. Bueno, no hace falta, pensad en vosotros mismos. ¿Cuál es el problema imbécil? El problema reside en tu mentalidad. ¿En serio no lo ves? Es normal, tardas tiempo en darte cuenta y más todavía en aceptarlo.

Así es camaradas, aprendan que en vuestro jardín se plantan las flores que mas os gusten. Tenéis que regalarlas y que les de la luz, pero no olvidéis que las peores flores deslucen a las mas hermosas margaritas.


Viajo constantemente por los lugares oxidados de mi mente

intentando que lo que nunca estuvo, ahora esté para siempre.


Tengo el corazón encadenado con rosas y espinas

de las que pronto saldrá un hermoso jardín.

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