sábado, 17 de diciembre de 2011

Sigue sonando la melodía, sigues sonando tú.

Y la música se balanceó sobre nuestros oídos. Renegados de un mundo que no nos interesa y de muertes sentimentales que no merecen entierros. Tocas, dulce como nadie, ese piano frente a la orilla. Tus notas, tu sonrisa y el rugir de las olas forman la melodía perfecta. Melena al viento, viento que se acurruca bajo tu melena. El suave rozar de la arena en mis pies me molesta, me desconcentra. Sigue sonando la melodía, sigues sonando tú. La luna se ha parado, ahora es el faro que alumbra tu bello rostro. Deja que tus dedos sigan deslizándose suavemente para que así los míos puedan deslizarse sobre tu cuello. He decidido que ya no quiero ser los renglones torcidos del poema perfecto. Ahora quiero ver como te conviertes en poesía. Rima a rima y verso a verso. Siguen sonando esas notas que abrigan mi corazón como nunca antes lo había abrigado nadie. Con los ojos cerrados sangra tu alma con cada partitura que hace de mi mundo vacío un lugar entrañable donde cantan los pájaros, crecen los árboles… Un lugar entrañable donde estás tú. Sigue acariciándome la espalda por favor, que aún me duele. Sigue, suavemente, acariciándome la cara que así podré ver tus ojos de más cerca. Ignora esta lluvia que encharca este momento. No quiero besos, solo caricias. No quiero palabras, solo miradas. Quiero que esta paz que me haces sentir, mate el silencio de cada noche. Quiero sentirme a gusto solo mirando el cielo, estando tú cerca de mí. Déjame sentarme a tus pies aunque sea solo una vez más, solo una. Para poder cerrar los ojos contigo y poder imaginarnos ese mundo que jamás existirá.


Sigue sonando la melodía, sigues sonando tú.

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