jueves, 3 de mayo de 2012

La sonrisa del diablo


Hoy el diablo me ha venido a visitar a mi casa en ruinas
dice que en el infierno hace ya que nadie le quiere,
que si se descuida volverán a picotearle las heridas
los enanos que huirán si temblaran las paredes.

Hoy me ha venido a visitar el diablo en calzoncillos
dice que su alma gemela es un malhumorado chatarrero,
que los días de lluvia se disfraza de humilde camello,
dice que no son tan distintos.

Hoy el diablo entre tiritones me abraza,
dice que quiere tergiversar la realidad
hasta que las cabras canten ópera
y cortar los tallos de la coherencia.

Me cuenta que inventa ser diablo para que alguien piense en él,
me dice que sólo habla con sentido común cuando se le pone dura
que a duras penas cojea si las palomas mensajeras se pierden en la noche,
y de repente solo entre tanta gente recupera la cordura.

Mientras hablo me sonríe el diablo con ironía,
la noche para él es más clara que el día.
Me canturrea una nana eterna de unos segundos,
mientras el muy cabrón me muestra su sonrisa.

Para y, entre el chirrido de grillos, llora
acostado en mi hombro derecho se ahoga.
El diablo ya no es diablo en el infierno
pero el muy cabrón sigue sonriendo.

Me ha visitado el diablo con ojos llorosos
y ya se ha ido, escribió en mis huesos:
“Felicidad es la palabra más bella del mundo,
pero sólo es eso… una palabra”.

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